Pegasus no es solo una herramienta de espionaje: es un síntoma de un sistema que ha mercantilizado cada aspecto de nuestras vidas, incluida nuestra privacidad. Su existencia y proliferación demuestran cómo el capitalismo de vigilancia y el autoritarismo digital se alimentan mutuamente en un ciclo vicioso que refuerza las estructuras de poder y desigualdad.
El Contexto Sistémico
Pegasus no apareció de la nada. Surge en un entorno moldeado por la hipermercantilización de la tecnología, donde los datos personales se han convertido en el «oro negro» del siglo XXI. Las empresas como NSO Group representan el pináculo de esta tendencia: no solo lucran con la recopilación de datos, sino que desarrollan herramientas para invadir y controlar nuestras vidas privadas.
Esta dinámica se agrava bajo un sistema económico global en el que:
- El Estado-nación es cómplice y cliente. Los gobiernos autoritarios y democráticos por igual buscan herramientas como Pegasus para preservar el statu quo. En países del sur global, estas tecnologías refuerzan la represión de movimientos sociales, perpetuando un colonialismo interno disfrazado de «seguridad nacional».
- La lógica del lucro anula los derechos humanos. NSO Group, como tantas empresas tecnológicas, no se detiene ante consideraciones éticas. Sus herramientas han sido documentadas como letales para nuestras comunidades/organizaciones, pero mientras existan compradores, el negocio sigue siendo rentable.
- El monopolio de la violencia se digitaliza. Las herramientas de espionaje como Pegasus permiten a los Estados ejercer su poder represivo de manera más sigilosa, eficiente y amplia. Este «panóptico digital» es una evolución moderna del control social que Michel Foucault denunció, donde el objetivo es la disuasión total de cualquier disidencia.
Una Guerra Contra la Clase Trabajadora y los Oprimidos
La verdadera naturaleza de Pegasus queda clara cuando se analiza quiénes son los objetivos. Periodistas, defensores de derechos humanos, activistas ambientales, líderes indígenas y sindicatos son los principales blancos. Estas personas y movimientos representan una amenaza para los intereses corporativos y estatales, ya que desafían las estructuras de poder y las narrativas oficiales.
- En México, periodistas que investigaban los vínculos entre el narcotráfico y el gobierno fueron víctimas de Pegasus. Esto demuestra cómo el Estado no solo fracasa en combatir el crimen organizado, sino que colabora con él para proteger sus propios intereses.
- En Palestina, Pegasus se utiliza como herramienta de guerra psicológica y control social, reforzando la ocupación israelí al destruir cualquier posibilidad de organización política autónoma.
- En Colombia, un país marcado por décadas de conflicto social y político, el uso de Pegasus contra líderes de oposición y defensores de derechos humanos perpetúa un sistema que protege a las élites económicas y políticas mientras reprime cualquier lucha por la justicia social.
Pegasus y la Colonización Digital
El uso de herramientas como Pegasus no solo consolida el poder de las élites nacionales, sino que refuerza una jerarquía global de opresión. Empresas como NSO Group, con sede en el estado ilegetimo de Israel, actúan como proveedores de tecnología represiva para Estados opresores. Esto reproduce una forma de colonialismo digital, donde los países del norte global dominan y explotan a las naciones del sur a través del control de la tecnología y la información.
Además, esta colonización digital opera bajo el paraguas del imperialismo tecnológico. Las grandes potencias permiten que empresas como NSO actúen con impunidad, siempre y cuando sus productos no se utilicen contra los intereses occidentales. Mientras tanto, los países del sur global son los principales laboratorios y campos de batalla para estas tecnologías de control.
Y es que, ¿qué podemos esperar de una empresa nacida en el seno del complejo militar-industrial israelí, un Estado construido sobre la opresión y la vigilancia sistemática? NSO Group, con su arsenal de herramientas de espionaje, no es más que un tumor maligno en el cuerpo de la red global, un síntoma de la enfermedad que corroe los cimientos de la libertad: la creciente mercantilización de la seguridad y la erosión de la privacidad en nombre de un supuesto «bien común». ¡Mentiras! ¡Control! ¡Poder!
¿Cómo funciona este crimen a la privacidad?
Pegasus es un software altamente sofisticado que explota vulnerabilidades «zero-day» en sistemas operativos como iOS y Android. Estas vulnerabilidades son fallas de seguridad desconocidas, lo que significa que ni siquiera las empresas que desarrollan los sistemas operativos saben que existen. Esto le da a Pegasus una ventaja crucial, permitiéndole infiltrarse en los dispositivos sin ser detectado.
La infección puede ocurrir de varias maneras:
- Mensajes con enlaces maliciosos: Un simple clic en un enlace especialmente diseñado puede ser suficiente para que Pegasus tome el control de tu dispositivo. Estos mensajes suelen utilizar técnicas de ingeniería social para engañar al usuario y hacer que haga clic en el enlace.
- Exploits de red: Pegasus también puede aprovechar vulnerabilidades en aplicaciones populares como WhatsApp, iMessage o Telegram para infiltrarse en el dispositivo.
- Ataques «zero-click»: En los casos más sofisticados, Pegasus puede infectar un dispositivo sin que el usuario tenga que hacer nada. Esto es posible gracias a vulnerabilidades que permiten la ejecución remota de código sin ninguna interacción del usuario.
Una vez dentro, Pegasus tiene acceso total al dispositivo:
- Roba información: Puede acceder a tus mensajes, correos electrónicos, fotos, videos, contactos y cualquier otro dato almacenado en el dispositivo.
- Espía tus comunicaciones: Puede grabar tus llamadas, leer tus mensajes en tiempo real e incluso activar la cámara y el micrófono de tu dispositivo sin que te des cuenta.
- Rastrea tu ubicación: Puede monitorizar tus movimientos en tiempo real gracias al GPS del dispositivo.
- Se autodestruye: Si detecta que está siendo analizado, Pegasus puede borrarse a sí mismo para no dejar rastro.
Resistencia desde las Trincheras Digitales
La lucha contra Pegasus debe entenderse como parte de una lucha más amplia contra el capitalismo y el autoritarismo. Algunos frentes clave incluyen:
- Construcción de Soberanía Tecnológica
- No podemos depender de herramientas desarrolladas por corporaciones con agendas cuestionables. Como comunidad se debe invertir en tecnologías libres y de código abierto, desarrolladas de manera colectiva y transparente, que prioricen la privacidad y la autonomía.
- Colectivización de la autodefensa digital
- La autodefensa digital no es un lujo, es una necesidad básica para las comunidades organizadas. Movimientos sociales y sindicatos deben priorizar la educación digital como parte integral de su resistencia.
- Desmercantilización de los Datos
- Luchar por la privacidad como un derecho humano significa oponerse al capitalismo de vigilancia en todas sus formas. Esto incluye campañas para prohibir la venta y el intercambio de datos personales.
- Sabotaje Digital
- Pegasus es una herramienta del poder, y el poder debe ser hackeado. Desde el desarrollo de contramedidas hasta la exposición pública de las vulnerabilidades de NSO Group, el sabotaje digital es una forma legítima de resistencia.
Hacia un Futuro Libre de Vigilancia
Pegasus no es solo un software, es un recordatorio brutal de cómo el poder y el lucro convergen para oprimir. La verdadera solución no pasa por parches o regulaciones que solo abordan los síntomas. Necesitamos una transformación radical que desmantele el capitalismo de vigilancia y construya un mundo donde la tecnología sirva a la humanidad, no a los intereses del capital y el autoritarismo. En esta lucha, el software libre, la organización comunitaria y la resistencia desde las bases son nuestras armas más poderosas.